7 nov 2010

Pensar el futuro

Soy cámara. El programa del CCCB (15/05/2010): Capítulo 2: Pensar el futuro


A partir de la evolución de las nuevas tecnologías y el pensamiento contemporáneo, se plantea la posibilidad de un futuro de retos compartidos, conocido como sistemas abiertos, como Linux, y de egos y patentes en competencia. Los efectos de este paisaje en el mundo laboral son analizados a partir de fenómenos actuales tan dramáticos como los suicidios en grandes empresas (France Telecom).

En el segundo capítulo de 'Soy Cámara. El programa del CCCB' encontramos fragmentos de conferencias y entrevistas realizadas en el CCCB a Richard Stallman, Richard Sennett, Francisco Jarauta, Tzvetan Todorov y Sidi Mohammed Barkat. Pensadores y filósofos que hilvanan el segundo capítulo del programa. El tema se ha explorado de forma pedagógica, creativa, responsable, irreverente, humorística y crítica.



2 nov 2010

Conferencia de Hebe Tizio: Los cambios de la 'modernidad líquida' se sintomatizan en las instituciones

El pasado dia 22 de octubre de 2010 en el marco del trabajo que realiza el Grupo de Investigación de Psicoanàlisis y Pedagogía de la Sección Clínica de barcelona, Hebe Tizio realizó la conferencia inaugural del presente curso que va a trabajar sobre el tema Instituciones y lazo social.

Los cambios de la "modernidad lí­quida" se sintomatizan en las instituciones. Y ¿Cómo se tratan estos cambios? El lenguaje de la gestión avanza con el ritmo de las polí­ticas neoliberales y se habla de "gestionar" los cambios... Pero, en la medida en que las instituciones parecen diluir sus recursos tradicionales, todo el peso del mantenimiento de sus funciones tiende a recaer sobre el sujeto. La más de las veces saber "gestionar" quiere decir poner el cuerpo, hacerse cargo de responsabilidades que no competen y que sobrepasan las posibilidades de los profesionales. Estas cuestiones no son sin consecuencias y sobre ellas el psicoanálisis tiene algo que decir.


Robert Castel en El ascenso de las incertidumbres plantea que en realidad no nos encontramos en una crisis (entendida como algo puntual) sino en un proceso general de desestabilización de la condición salarial. Nos encontramos ante un cambio de paradigma.

No se trata de planteamientos catastrofistas (parecidos a los del “fin del trabajo”) sino que sigue habiendo una sociedad del trabajo pero han cambiado radicalmente las condiciones. Surge el precariado: una precariedad que se incorpora al registro del trabajo. Se da una transformación profunda de la condición salarial. Estamos en una sociedad de plena actividad pero no de pleno empleo.

Hace ya demasiados años que hay mucha gente en paro. Ninguna sociedad va a absorber eso. Se da una pérdida de prerrogativas a la condición salarial, se pierde todo lo que se conquistó durante el siglo XX. No es que nos enfrentemos (sólo) a la pérdida de un salario, sino también a las garantías a éste vinculado.

Las políticas neoliberales han trasladado la gestión de la empresa a la gestión de las poblaciones y de aquí, a la gestión de las emociones. Pero eso es una trampa ya que las personas se gestionan a sí mismas. Se ha acuñado el término ‘empleabilidad’ para explicar que uno debe hacerse emplear. Estamos asistiendo a un nuevo proceso de culpabilización de los desempleados. De aquí el tema de las competencias: dotar al sujeto de competencias que lo hagan empleable (cuanto más vacío de saber se está, más empleable se es). Toda la energía ha de dedicarse a ‘mejorar la empleabilidad’, pero esto es similar a culpabilizar al sujeto.

Esto se sintomatiza en las instituciones. Las instituciones en la modernidad sólida debían velar para la construcción del asalariado. La institución, en consonancia con la importancia de la función que se le reconocía, debía asegurar la posibilidad del asalariado.

Lacan plantea que los trabajadores, cuando denuncian al amo, en realidad lo sostienen (y se sostienen a si mismos). Pero esta no es la situación actual. Esto ha cambiado. Ahora no se denuncia al amo sino que se suple lo que el amo no da. Es el profesional el que tiene que demostrar que su trabajo vale. Hay un pasaje de la denuncia a la suplencia.

¿Por qué no se denuncia? Se puede denunciar cuando hay garantías sociales. En la modernidad sólida, una institución estaba asentada en una red determinada. Ahora ‘inventamos’ el trabajo en red. Para sostenerse uno debe crear su propia red. En este punto hay que cruzar esta idea con los planteamientos de Agamben. Hay que tener cuidado con aquello que se crea porque puede acabar siendo un guetto (una exclusión en el interior). Es decir, espacios de escasa circulación social en los que los que uno queda encerrado en el circuito que ha creado. Está muy bien el trabajo en red, pero hay que ir con cuidado con la red que uno genera.

Se puede ver la gran inversión de libido que los profesionales hacen en las instituciones. Hasta tal punto que los profesionales pueden quedar desvitalizados para otros proyectos. Esto significa que cada vez hay que invertir más en la gestión para el mantenimiento de la institución.

Esto significa que la red puede convertirse en una telaraña. El trabajo en red necesita una red pero hace falta ver si abre o si es una red-guetto, la red en si misma, no dice nada. Por ejemplo, es fácil ver que la gente que hace un gran esfuerzo en la institución tiene poca capacidad de hacer transferencia fuera de ella, y si lo hace, es en el mismo circuito.

Las condiciones han cambiado y lo han hecho para quedarse. Hay que tener en cuenta: perspectiva crítica, revisar la función, pensar qué supone la gestión (lo que el amo no da, se ha privatizado, se lo ha quitado de encima, se contribuye para sostenerlo para sostenerse). Esto es importante para salir del registro de la pérdida de interés, pérdida de deseo, pérdida de la capacidad creadora.

Hay que tener en cuenta que el trabajo es una forma de trabajar el propio síntoma. Si uno trabaja bien, trabaja bien en su síntoma. Si trabaja mal, trabaja mal su síntoma (gente enferma, desesperada,…). Cuando alguien se saca una responsabilidad, hay que saber que esta responsabilidad le cae al de abajo (esta idea supone que todo cae sobre el sujeto)

P.e. la caída de la familia à la familia sostenía la escuela. Cuando la familia no puede, aparece una falla en la escuela. Empieza un pin-pon entre familia y escuela. Lo que queda progresivamente es el enfrentamiento entre la gente, enfrentamiento entre las capas más bajas. Cuando se pierden los marcos de referencia aparece la agresividad, el racismo, el enfrentamiento. Al haberse borrado la subjetividad, todo se gestiona (el cognitivismo pretende gestionar eso que aparece como dificultad). Al final de todo lo que hay es el control policial

Es un momento de incertidumbres. El tema no es cerrarlo (ya que si es así, la presión aumenta), sino de trabajar las incertidumbres. Pensar, generar propuestas y saber leer la propia posición en la institución. Si no trabajamos esto, después nos llaman para trabajar el conflicto social.

Hay que pensar que ante la afirmación de “gestionar… los conflictos, emociones, …” en realidad se está diciendo que no se quiere saber nada de eso. En realidad, hablar de gestionar supone perder la función profesional. Hay que poder sostener/soportar las incertidumbres.
(notas tomadas por X.Orteu)